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La Villa de Santa María de los Lagos

  • Nayeli Torres Beltrán
  • 8 jun 2016
  • 6 Min. de lectura

El lugar donde se fundó Santa María de los Lagos, hoy Lagos de Moreno, corresponde a la región conocida como los Altos, perteneciente al Estado de Jalisco actualmente. La fundación de la Villa de Lagos, tuvo lugar en el siglo XVI por el control de los extensos territorios en los cuales se podía criar ganado, por sus abundantes ríos, sus tierras fértiles y por el paso obligado para llegar a las minas de Zacatecas y Guanajuato[1]. Santa María de los Lagos perteneció a lo que fue la Nueva Galicia.

El contexto histórico en que se inscribía la Villa de Santa María de los Lagos nos remota a la expansión hacia territorios desconocidos al occidente de la Nueva España, que llevó a cabo Nuño Beltrán de Guzmán. Por su posición como presidente de la Audiencia logró que se le concediera formar un gobierno aparte, ese reino posteriormente sería el de la Nueva Galicia[2], que se fundó formalmente en 1531. En el territorio donde se asentó Nuño Beltrán de Guzmán y los hombres que lo acompañaban, se encontraban indios nómadas y seminómadas como: cazcanes, tecuexes y chichimecas. Los españoles y grupos indígenas recién llegados al territorio, no se percataron del peligro latente cuando se iniciaron los ataques de los indios rebeldes y aliados con los chichimecas contra establecimientos indígenas y españoles. Fue en 1541 que un ejército comandado por los caciques de Juchipila, Jalpa y Noschistlán, en alianza con indios nómadas y sedentarios desata la Guerra del Mixtón. Se requirió la ayuda del virrey Antonio de Mendoza y sus hombres para derrotar a los indios que se sublevaron, los españoles fueron los vencedores. A partir de ese momento, la llegada de los españoles cambió totalmente los patrones culturales y demográficos de las provincias cazcana y tecuenxe, y comenzó también la transformación en la frontera chichimeca. En 1542 la mayoría de los pueblos en la Nueva Galicia cerca del conflicto de la Guerra del Mixtón, tuvieron que ser refundados con indígenas llegados de otras zonas, (mexicana, tlaxcalteca, tarasca y otomí) aunque también fueron de gran ayuda los misioneros que introdujeron esta zona las congregaciones, para que sus antiguos moradores volvieran en paz y a una vida sedentaria[3] .

Pero la paz no se restablecería del todo, ya que en 1550 estalló una nueva guerra, la Guerra Chichimeca. Los ataques de los chichimecas eran constantes en las villas y rancherías, eran ataques sorpresivos, los atacados no se podían defender, ya que la rapidez, agilidad y el conocimientos de las tierras hacían a los chichimecas enemigos temibles, y sus constantes ataques no permitían abastecer del todo poblados y minas, sobre todo tras el descubrimiento de minas en Zacatecas y Guanajuato. Fue la preocupación más importante en esta época, ya con la aparición del ganado aprendieron a montar, haciéndolos más rápidos y peligrosos[4]. Con el descubrimiento de las minas, la Nueva Galicia recibió una oleada de migrantes de todas las calidades sociales, esto motivó que se abriera una ruta entre México y Zacatecas, llamada el Camino de Tierra adentro. Para reducir los ataques chichimecas, se empezaron a fundar villas y pueblos, entre ellos San Juan y Santa María de los Lagos[5]. Con el tiempo se calmaría la guerra: paulatinamente a finales del siglo XVI los indios nómadas fueron aceptando las formas de la vida sedentaria. Formaron repúblicas, y al poco tiempo aparecieron iglesias, presidios, corrales, cercas, haciendas, casas, comercios y mucho más, incluso cofradías. Para lograr el control sobre los indios, utilizaron los métodos que bien conocían, los de la conquista y reconquista: la implantación de instituciones y la evangelización, esto les permitía ejercer el control y consolidar su presencia sobre los territorios. El paisaje se modificaría, la vida se sumergiría en el orden colonial por dos siglos más[6] .

Santa María de los Lagos se fundó como villa de españoles en el año de 1563 por Hernando Martel. Esta villa formaba parte de la estrategia de fundaciones para calmar los ataques chichimecas, y que los viajeros que se dirigían a las minas por el camino de tierradentro, tuvieran lugar seguro en donde hacer escala. Los españoles, la mayoría recién llegados, se iban a la búsqueda de nuevos lugares para habitar y de los cuales apropiarse, porque la mayoría de las tierras ya pertenecían a los indios, así que se aventuraban a buscar territorios donde fundar, así se les otorgaba grandes extensiones de tierras que podían trabajar, pero a cambio estaban obligados a quedarse por lo menos cuatro años, mantener casa llena, armas y un caballo, bastante difícil con la guerra chichimeca. Las autoridades neogallegas buscaban que más gente se acercara estos territorios y los poblara, esto se reflejó en la importancia de fundaciones de ciertas villas, incluida Lagos[7]. La Villa de Lagos y sus habitantes mantuvieron el orden político, económico y social concedido por la corona, formaron un cabildo desde sus inicios, y a partir de 1585 se le reconoció como cabecera parroquial[8]. La evangelización en esta zona fue difícil, ya que se habían mantenido fuera del alcance de los misioneros por mucho tiempo. Otra dificultad era la diversidad y el elevado número de grupos chichimecas, cada uno con su lengua y cultura propia. Los evangelizadores eran pocos, así que las villas no tenían ayuda espiritual permanente, fue hasta en el año de 1585 que tuvieron un guía espiritual de base[9]. Los ataques chichimecas eran constantes, primeramente los peninsulares utilizaron la fuerza y violencia para repelar sus ataques, posteriormente cambiaron su estrategia, para dar a los naturales ropa, ganado, tierras, traductores, y adoctrinamiento. Fue esta estrategia de la única manera que se logró cierta estabilidad y paz en estas tierras.[10] Las iglesias, capillas y todo símbolo cristiano era parte de la vida cotidiana del Antiguo Régimen, así que en la Villa de Santa María de Lagos se originaría una serie de fundaciones de conventos y colegios con el fin de seguir instruyendo a la población novohispana en la religión católica. Fue en 1685 que se fundó un colegio y un convento de la orden de la merced, en 1741 se comenzó la construcción del templo parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, y en 1756 se fundó oficialmente el convento de monjas de las Pobres Capuchinas. Otro acontecimiento importante en la villa ocurrió en 1792, vecinos principales gestionaron el traslado desde Roma del cuerpo del santo mártir San Hemión, que fue colocado en uno de los alteres laterales de la parroquia de la Asunción. Ya a finales del siglo XVIII se constataba un aumento de población con el gran número de iglesias, colegios y capillas en su traza urbana, sin olvidar los templos de los pueblos indios en las afueras de la ciudad[11].

Los habitantes de Santa María de los Lagos se conformaban de una sociedad heterogénea, en la cual convivían españoles, indígenas, africanos (esclavos) y mestizos[12]. Alrededor de la villa se encontraban asentamientos de indios. Los pueblos de indios recibieron tierras por tres conceptos: el fundo legal, mercedes para la comunidad y tierras para las cofradías. Los pueblos de San Miguel de Buenavista, de Moya y de San Juan de la Laguna tuvieron sus respectivas cofradías (ver mapa I). San Juan de la Laguna, fue una numerosa congregación nacida entre 1590 y 1630, periodo en que se implanta la separación de la población para formar las dos repúblicas, la españoles e indios. Los otros dos asentamientos de indios nacieron posteriormente, el de Buenavista en 1676 y el de Moya en 1690 estuvieron bajo el curato de la villa de Lagos. A estas concentraciones de indios se les otorgaron tierras para que las trabajaran, criaran ganado mayor o menor, vivieran en policía, pero sobre todo que aseguran la mano de obra india necesaria para las haciendas, para la traza urbana, y así integrar a los naturales dentro de la economía hispana.[13] Es decir, para que vivieran bajo un buen gobierno, y buscando el bien común.

[1] Becerra, Gobierno, Justicia de…, 68-72.

[2] Velásquez et al, Nueva Historia…, 236-239.

[3] Becerra, Gobierno, justicia…, 52-58.

[4] Becerra, Gobierno, justicia…, 58.

[5] Velásquez et al, Nueva Historia…, 239-240.

[6] Becerra, Gobierno, justicia…, 67.

[7] Becerra, Gobierno, justicia…, 72-79.

[8] Cruz, Vecinos de…, 54-56.

[9] Becerra, Gobierno, justicia…, 90.

[10] Cruz, Vecinos de…, 54.

[11] Cruz, Vecinos de…, 68

[12] Cruz, Vecinos de…, 62

[13] Becerra, Gobierno, justicia…, 116-151

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