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“Vistiendo santos y pecadores: La indumentaria religiosa en la Nueva España y el México Independient

  • Nayeli Gudalupe Torres Beltrán
  • 12 jul 2016
  • 4 Min. de lectura

En mi investigación sobre las cofradías me topé con la vestimenta de las imágenes religiosas durante el siglo XVIII. Conforme avanzaba en mi trabajo no pude dejar a un lado estos importantes datos, pues surgía más información sobre la preferencia de telas, colores y alhajas, que bajo los cánones religiosos tenían un significado. Las dos cofradías en las que recuperé estos datos fueron la cofradía de la Virgen de la Asunción del Pueblo de la Laguna y la cofradía de la Virgen de la Señora de la Soledad, las cuales tenían sus ricos ajuares que completaban la imagen “perfecta” y un modelo a seguir en la sociedad novohispana. Ya en el siglo XIX las cofradías centrarían sus gastos en vestir a los sacerdotes en las celebraciones eucarísticas y fiestas patronales. Otro ejemplo que presentare de la segunda mitad del siglo XIX es la indumentaria eclesiástica que tenía la parroquia de la Asunción y que la mandaban hacer en tiendas de familias de comerciantes francesas en la ciudad de México.

La vestimenta es más que sólo cubrir el cuerpo, es un modo de vivir que expresan las jerarquías, el poder, la identidad, los gustos, el género y los cánones de la época. La moda en la Nueva España la imponía los estatutos católicos, aunque no siempre era así, ya que imperaba la moda Europea al menos en las clases más acomodadas. España tuvo una gran influencia en la moda francesa y esta influencia la pasó a la Nueva España.

En el siglo XVIII las imágenes religiosas eran un indicador de la importancia y popularidad de cada cofradía, una devoción totalmente visual, que a través de las imágenes y el aspecto que estas proyectaban, se fomentaba también la castidad y la honra en el vestir. Algunas de las telas mencionadas de las cofradías cruzaban el océano atlántico para llegar a su destino, las telas varían de la más cara hasta la más corriente como: Bretaña, brocare; cambray; capichola; damasco; estopilla; gasa; lana; pequín; raso; seda; tafetán, terciopelo, ruan y lana. Así también como otros materiales no tan finos como jerga y soga. Con estas telas se realizaban camisas, cendales, faldillas hasta túnicas y vestidos, incluso vestidos modernos. También se contaban con otros objetos para adornar un altar, como cortinas, manteles y alfombras de diversos materiales.

Para las mujeres y hombres en la Nueva España la moda francesa era el modelo a seguir, desde las casacas, los jubones, vestidos, chalecos, zapatos, y sombreros. La preferencia de la tela en la ropa francesa en el siglo XVIII era la seda policromada. La virgen de la Soledad tenía dos vestidos de pequín, no sabemos bien si es un vestido de corte francés (tela policromada), el nombre de la tela o el lugar de donde podía provenir el vestido.

En el siglo XIX la cofradía de la Asunción del Pueblo de la Laguna sus gastos se enfocaban a las misas, esto incluía la indumentaria de los sacerdotes, posiblemente las prendas eran echas por un sastre de la localidad y las telas eran compradas en la villa de Lagos o las Villas cercanas, como la villa de León, Aguascalientes o Guadalajara. Recordemos que la indumentaria religiosa es una ropa que distingue al sacerdote de la gente común, da un aspecto de solemnidad, respeto, importancia y la diferenciación de la jerarquía eclesiástica.

Los colores que portaban las imágenes religiosas y los sacerdotes variaban. Los colores litúrgicos condicionan símbolos religiosos, que determinan conmemoraciones o festividades. El color blanco lo relacionan con la pureza, el rojo como la pasión y el martirio o el azul que es el símbolo o emblema de la virgen y sus festividades dedicadas a ella. Así varían muchos colores como violeta, verde, el rosa y el negro, aunque había sus excepciones como en la cofradía de Nuestras Señora de la Asunción del Pueblo de la Laguna, que tenían un velo anaranjado para dicha virgen. La indumentaria de las imágenes religiosas, especialmente de las vírgenes se distinguía con el bordado floreal, el cual podía llevar flores, naturaleza y follaje, y la indumentaria litúrgica que se distinguía del bordado de imaginería que seguía un patrón, tendían a copiar pinturas y símbolos religiosos.

Desde el siglo XIX se dieron migraciones de los Alpes franceses hacia México. El lugar del que emigraban la mayoría era de Barcelonnette. Estas familias francesas constituyeron el pilar de los grandes almacenes comerciales en México. Los más conocidos son Jean Baptiste Ebrard que funda “El Puerto de Liverpool” y Jaubert, Pascal, Aubert, Gabriel Derbez, Edouard Gassier, quienes fundan en “Las Fábricas de Francia”. También otras familias francesas y que se encontró registros de compras en el archivo de la parroquia de la Asunción de Lagos de Moreno Jalisco son de otras tiendas como El Puerto de Veracruz, fundado por Signoret, y “Sorpresa y primavera unidas de Fourcade. Los artículos que vendían eran variados, principalmente ropa, pero abarcaban de todo un poco.Los sacerdotes o mayordomos encargados de los gastos de la Parroquia de la Asunción, viajaban o mandaban por medio de cartas hacer su indumentaria para sus conmemoraciones o fiestas de sus imágenes religiosas en tiendas en la ciudad de México, comerciantes de prestigio de familias francesas. Uno de ellos es para la fiesta de la virgen de la Concepción el ocho de diciembre, mandan hacer una indumentaria completa, de color azul.

Dos ejemplos de las distintas compras realizadas provienen de la tienda al “Puerto de Veracruz” en 1885, compraron candeleros de plata y libros de oro volador. El gasto total de esa compra fue de $1515.25 pesos. En la tienda “Sorpresa y primavera unidas” en el año de 1885 gastaron en dalmáticas, casullas, palias y capas, el gasto total fue de $ 4075.22 pesos. Posiblemente estas grandes tiendas eran anunciadas por el periódico “El Tiempo Ilustrado” un periódico dirigido a una clase conservadora y que proyectaba gustos y cánones de vestimenta bajo los estatutos católicos. Aunque por su parte se contradecía al promocionar moda francesa, ya que estas tiendas traían cajones de ropa con la moda Europea, que la mayoría de las ocasiones no coincidía con los ideales religiosos. Los anuncios de estos grandes almacenes franceses, dan la oportunidad en el aspecto publicitario, atraer clientes de clases acomodas, burguesas y aristócratas que serían sus principales compradores. Los sacerdotes de la parroquia de la Asunción de Lagos de Moreno no sería la excepción, al menos en aspecto en el mercado de las telas y la hechura de la indumentaria religiosa, porque estas tiendas se especializaban en tejidos, bonetería, confecciones y manufactura.

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