Breve historia del danzón
- Adriana Molina Romo
- 14 ago 2016
- 5 Min. de lectura

El primer danzón conocido como “Las Alturas del Simpson” se escuchó por primera vez el día 1° de enero de 1879 en el Liceo de Matanzas, Cuba. Lo interpretaba una orquesta dirigida por Miguel Faílde autor del mismo. El danzón surgiría como factor del intercambio cultural que había traído la migración de esclavos negros que acompañaban a los colonos franceses que debido a las distintas sublevaciones en Haití y Santo Domingo huían hacía Cuba. Así pues el danzón tiene su origen en la contradanza francesa, la cual consiste en un ritmo de cuatro tiempos de movimiento vivo, que encuentra en las Antillas el ambiente propicio para su enriquecimiento musical. Aunque por medio de la corte española ya se conocía en Cuba el minuet, la gavota, la mazurca, la polca, la contradanza y otras piezas de cuadro, no fue hasta la llegada de los franceses que esos bailes, en especial la contradanza que sería más adelante sustituida por el danzón, se hicieron conocidos por el resto del pueblo.
El origen musical provendría también de otro género cubano llamado Habanera o Danza Criolla.
El danzón así se forjaría de la convivencia de lo español, lo africano y lo francés, de esta forma surgía como una necesidad.
Y si bien algunos diarios de la época lo calificaban como un baile que iba contra la moral y de música de negros, que por lo tanto era para los de raza de color, otros diarios más liberales dejaban notar en sus escritos un reconocimiento musical y cubano y una separación de lo español y lo criollo.
El Danzón hace su llegada a México.
El danzón llegó a Yucatán vía el puerto Progreso, dado que en aquél entonces el intercambio entre la Habana y Mérida era mayor. Alcanzando su auge en las décadas de los años veinte y treinta cuando en la capital peninsular se abrieron dos salones: El Club Mérida y el Yucatán.
Existen varias versiones de su llegada a México pero en la que mayormente coinciden los investigadores de la historia del danzón es la que explica que fue debido a las giras artísticas a nuestro país de la compañía de Bufos Cubanos en el último cuarto del siglo XIX, con sus obras costumbristas de teatro, sus carachas y cantos diversos que incluían por lo menos uno o dos danzones.
Otra de las versiones que tampoco resulta desdeñable es la de músicos cubanos que tenían orquesta propia o formaban parte de otras y visitaron el territorio de Yucatán.
Poco después llegaría el Danzón al Puerto de Veracruz arraigando primero entre pescadores, estibadores y tabacaleros para luego poco a poco verse apropiado por distintas clases sociales que no pudieron resistir el embate del elegante baile. Entre 1907 y 1911 el danzón era ya parte de la vida cotidiana del puerto.
Ya en los primeros años del siglo XX el Danzón llega al Distrito Federal donde surgen los salones de baile que sirvieron para bailar valses, tangos, blues y, por supuesto, danzones.
En 1920 sería inaugurado el salón más importante de todos, el Salón México, formado por varios salones en el mismo edificio. Éste era conocido como “El Marro” por los constantes asistentes; sus bailes y concursos que resultaban brillantes.
Años más tarde el danzón sería bailado principalmente desde el centro hasta el sur del país.
La enseñanza o el aprendizaje del baile de danzón en México.
El éxito del danzón en México, es su forma de bailarlo, pues se tiene el estilo como antecedente de los bailes finos.
A diferencia de los cubanos, los bailadores mexicanos generalmente pasan por una escuela o academia donde aprenden a bailar correctamente el danzón. Si un bailador llega a un salón y sin tener el dominio necesario para este baile sale a la pista, corre el riesgo de ser el hazmerreír de la fiesta y sobre él llueven las críticas; esto puede y ha dado lugar a peleas personales. Esta actitud da muestra de que el danzón no es un simple baile si no estilo de vida entre las personas que lo practican.
Una frase musical de danzón (cuatro compases) se ejecuta a ocho tiempos y tiene principio, ejecución y terminación, esta forma o estilo de bailar es lo que hace al danzón más interesante pues su estructura musical es un reto para los bailadores: Hay tres formas de cubrir dancísticamente estos ocho tiempos: acompasados, a contratiempo y tiempos perdidos. Ningún danzón se parece a otro pues su composición rítmica es caprichosa y variable.
Los bailadores, que se han convertido en una elite, han significado un verdadero pilar para que el danzón haya penetrado y perdurado en el territorio mexicano, creando incluso un estilo propio de México.
Club de Danzón en Lagos de Moreno.
En Julio de 2010 la sociedad de Lagos de Moreno presenció un evento que antes no había visto “La Historia del Danzón” por el ballet folclórico Villa Olímpica, procedente de la ciudad de México, grupo especializado en esta modalidad de música y baile. Presentado en la Plaza de los Constituyentes, a beneficio de la Cruz Roja. Distintas parejas bailando danzón, con vestuarios diversos que hablaban de la época y sociedad que ha bailado en México a través de los años desde la llegada de este baile a nuestro país.
Hoy día la práctica de bailar danzón se retoma en Lagos de Moreno, gracias al programa cultural “Domingos de Danzón”, llevados a cabo los días domingo en la plaza de Los Constituyentes en el centro de la ciudad, y a la apertura de un club de danzón apoyado por el gobierno de la ciudad, como una forma de preservar y promover el patrimonio cultural de México, un baile que nos habla de tradiciones y costumbres que se modifican pero que a la vez perduran en nuestro país, un baile elegante y a la vez sensual, donde el hombre muestra su galantería y la mujer una sensualidad alegre, coqueta pero a la vez reservada.
El danzón se ha convertido en una presencia cotidiana en la vida cultural de muchos lugares del país, hoy día Lagos de Moreno es uno de ellos, que preservando esta hermosa expresión cultural que caracteriza y conforma la identidad cultural del país apoya la creatividad y diversidad así como el intercambio respetuoso que contribuye a la convivencia civilizada y pacífica de la sociedad como también a la realización individual y colectiva valorando las expresiones culturales.
Francisco Cataneo, investigador musical mexicano, habla así del danzón: “Su Majestad el danzón, nos atrevemos a llamar así a este género, baile de salón cubano, y después, con el correr de los años, por adopción, baile de salón por excelencia de México; es el más majestuoso, lo que le ha permitido resistir con dignidad el embate del tiempo —más de un siglo de vida— frente al arribo de otras modalidades bailables”.
El danzón no sólo gana más adeptos de diferentes sectores y estratos sociales cada día sino que como es el caso de Lagos de Moreno, al igual que el de otras ciudades, está regresando a la plaza pública donde se baila y disfruta para goce de todos a la vez, no sólo bailarines sino espectadores también.
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