La reducción de toques y gastos de campanas en las Reformas Borbónicas.
- Nayeli Guadalupe Torres Beltrán
- 7 feb 2017
- 5 Min. de lectura
Sin duda los pocos o muchos afortunados que crecimos cerca de una iglesia, recordaremos nuestra niñez en compañía del toque de las campanas. Yo tuve la fortuna de crecer cerca de una iglesia llamada San José Moscati, un templo que podríamos decir que es relativamente nuevo a comparación de las iglesias barrocas que tiene la ciudad de Lagos de Moreno Jalisco.
Escuchar el sonido, el canto, el grito de la campana como ustedes lo quieran llamar, a veces nos reconforta o nos espanta, nos anuncia el Ángelus o nos clama la muerte. Somos pocos los que logramos diferenciar sus distintos toques, pero seguramente en la Nueva España, durante el siglo XVIII se diferenciaban y entendían sus distintos lenguajes, ya que las campanas y sus diversos sonidos indicaban el ritmo de la vida cotidiana de la colonia, porque eran anunciantes de la vida, de las enfermedades, de las catástrofes, de las fiestas, de los trabajos, de los santos; de las visitas, de la muerte, y anunciaba distintos actos civiles y religiosos. Los pueblos giraban entorno de su sonido que provenía de distintas iglesias.
Hoy el sonido de las campanas es un sonido apagado, en medio del bullicio de las grandes ciudades, es un sonido que no llega molestar en absoluto. Pero a mediados del siglo XVIII era totalmente lo contrario, se le llegó incluso a considerar y clasificar en los excesos de fastos sonoros. Sería con las reformas borbónicas que los ministros ilustrados tanto civiles como eclesiásticos que obedecían estas leyes y que veían estos “abusos” cometidos principalmente por las corporaciones como las cofradías; que los utilizaban en sus reuniones, en el anuncio de sus difuntos, sus misas, sus conmemoraciones y fiestas. Estos ministros tuvieron la clara intención de reducir los lujos sonoros, que en otros tiempos enaltecían sus pueblos y corporaciones religiosas. Comenzaron por reducir los toques de campanas, la eliminación de cohetes, y que la música solamente fuera sacra. A pesar de la crítica de los ministros civiles con respecto a los sonidos barrocos que comenzaba a molestarles, fueron los obispos quienes tomaron iniciativa y un mayor interés por este tipo de excesos, creando sus propias reformas e intereses particulares de sus diócesis. Uno de los ejemplos más claros fue el Obispo de la Nueva Galicia Juan Cruz Ruiz Cabañas y Crespo que reorganizaba, ordenaba y reformaba el sonido y los gastos de los fastos sonoros, si le parecía inapropiados. (Carbajal, “La cultura sonora…”, 41-46)
El obispo Cabañas se topó con un caso en particular en Lagos de Moreno el 03 de mayo de 1800. "El sacristán de la fábrica espiritual de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción junto con el vicario de dicha iglesia, pedían permiso y licencia para el reparó de la campana mayor. La respuesta del obispo fue una orden que indicaba que se quitara la campana y que se le informara cuántas campanas tenia dicha iglesia y que posteriormente vería si se cumplía la necesidad de hacer una nueva. Las campanas que tenia la iglesia de la Asunción eran 3 campanas, otras tantas esquilas, la campana de agonía y la de las ánimas", por supuesto con los antecedes que les he mostrado y el interés de reducir gastos en los fastos sonoros la respuesta del obispo no fue favorable. (AHPALM/COL/GOB/CORR/1776-1819 C-2)
En la actualidad al escuchar el sonido de las campanas ya no se considera tan significativo como en el siglo XVIII, ya que sus muchos toques han desaparecido, al igual que las practicas que se realizaban, incluso, las campanas han sido sustituidas por bocinas y melodías grabadas. A pesar de todo este panorama, aún perduran toques importantes como el que anuncian el de difunto, el de Gloria y el Ángelus, que son sonidos sacros, ecos escondidos, retumbos ahogados en ciudades donde imperan los sonidos profanos.
Paleografía del documento:
Ilustrísimo Señor
Mi venerado señor, hago presente a usted y que la campana mayor de la Santa Iglesia parroquial de esta villa, se halla en tan maltratada que le faltan pedazos y se teme que (caída) y suceda alguna contingencia.
En esta virtud, como actual mayordomo de la fábrica espiritual y material de dicha Santa Iglesia parroquial de acuerdo con el señor cura vicario de la citada villa, consultando al reparo de dicha campana y de la contingencia que (acarreó) por su situación puede suceder a este efecto ocurrió a usted y para que si en vista de lo referido le pareciere conveniente y fuere de su superior agrado me conceda de su licencia para inmediatamente en su vista, proceder a su redificación. Dios Señor a vuestro ilustrísimo muchos felices años.
Lagos y mayo 03 1800 años
Ilustrísimo señor
A Vuestro Señor ilustrísimo su más atento y seguro servidor
José María Galván
Ilustrísimo señor obispo Dn. Juan Cruz Ruiz Cabañas
Guadalajara junio 4 de 1800
El cura vicario de Lagos haya se quite inmediatamente la campana que se hace mención, por el mayordomo de fábrica (y) informe sobre el número de campanas de aquella iglesia y la necesidad que se haga otra: Su señor ilustrísimo el dicho Doctor Don Juan Cruz Ruiz de Cabañas obispo de esta diócesis del consejo de su (S. M. Sa) (mi señor así lo proveó, mandó y firmó)
El obispo de Guadalajara
Dr. Juan Francisco (Fuamayor)
El ilustrísimo señor Juan Cruz Ruiz de Cabañas en cumplimiento del anterior supremo decreto de su de su S.S.Y inmediatamente determine se quite la campana en el citado: así mismo para satisfacer el informe que su Señoría Santísima Ilustrísima demanda sobre el número de campanas de esta Santa Iglesia Parroquial y necesidad de que se haga otra. Yo mismo pasé hacer inspección de lo referido, y hallé que son 3 campanas y otras tantas esquilas. La campana mayor, la segunda y dos esquilas muy maltratadas y en necesidad de que se hagan nuevas y las restantes buenas, que en la campana de (agonía) y la esquila de las animas; las referidas esquilas tendrán el peso de 8 arrobas cada una y las dos campanas que de la mayor serán de 15 arrobas. Todo lo cual hago presente a su S.S.Y para que en su vista se sirva y signe determinar lo que sea más de su (suposición) agrado que será como siempre lo mejor. Dios que a su S.S.Y. Mejor año.
Lagos junio 11 de 1800
Escribano y juez
Ignacio Ramos
Guadalajara julio 4 de 1800
No hay lugar solicitud del mayordomo de fábrica de la iglesia parroquial de Lagos respecto haber necesidad en ellas de cosas urgentes que la campana S.S.Y el señor D. Don Juan Cruz Ruiz de Cabañas obispo de esta diócesis del consejo de su S. M. Y
Mi señor así lo proveyó mandó y firmó
El obispo de Guadalajara
Dr. Juan Francisco (Fuanmayor)
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